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.—Un par de meses.Es un lugar fascinante.A Bosch le pareció que Julia estaba haciendo un risotto de pollo y espárragos.—Huele bien.—Gracias.—Entonces ¿de qué crees que estabas huyendo? Ela levantó la mirada desde su trabajo en los fogones.TenÃa en la mano el cucharón de remover.—¿Qué?—Me refiero a todo el viaje.Dejar el bufete de papá para nadar con tiburones y subir a volcanes.¿Fue por el viejo o por la firma del viejo?—Alguna gente dirÃa que estaba corriendo hacia algo.—¿El tipo del esmoquin?—Harry, quÃtate la pistola.Deja la placa en la puerta.Yo siempre lo hago.—Perdón.Julia volvió a su trabajo en la cocina y Bosch se puso detrás de ella.Puso las manos en sus hombros y movió los pulgares en las indentaciones de la parte superior de su columna.Ella no ofreció resistencia.Bosch enseguida sintió que los músculos de Julia empezaban a relajarse.Se fijó en la copa vacÃa de la encimera.—Voy a buscar el vino.Bosch volvió con su copa y la botella.Llenó la copa de Julia y ella la levantó.—Tanto si es de algo como si es hacia algo.Por huir —brindó—.Simplemente huir.—¿Qué ha pasado con «agárrate fuerte»?—Eso también.—Por el perdón y la reconciliación.Entrechocaron las copas una vez más.Él volvió a ponerse detrás de ella y empezó a trabajar su cuello Otra vez.—¿Sabes?, me quedé pensando en tu historia toda la noche después de que te fuiste —dijo Julia.—¿Mi historia?—Sobre la bala y el túnel.—¿Y?Ela se encogió de hombros.—Nada.Es asombrosa, eso es todo.—¿Sabes?, desde ese dÃa, ya no volvà a tener miedo cuando estaba en la oscuridad.Simplemente sabÃa que iba a conseguirlo.No puedo explicarte por qué, simplemente lo sabÃa.Lo cual, por supuesto, era estúpido, porque no hay garantÃas de eso, ni entonces allà ni en ninguna otra parte.Me hizo temerario.—Dejó las manos quietas un momento—.No es bueno ser temerario.Si cruzas el fuego muy a menudo, al final te quemas.—Um, ¿me estás aleccionando, Harry? Quieres ser mi agente de capacitación.—No.He dejado la pistola y la placa en la puerta, ¿recuerdas?—Muy bien.Ella se volvió, con las manos de Bosch todavÃa en su cuello, y lo besó.Entonces ella se apartó.—Mira, lo mejor de este risotto es que puede mantenerse en el horno tanto como queramos.Bosch sonrió.Después de haber hecho el amor, Bosch se levantó de la cama de Julia y fue a la sala de estar.—¿Adónde vas? —lo llamó ella.Cuando Bosch no contestó, ella le gritó que encendiera el horno.Bosch volvió al dormitorio con la foto marcada.Se metió en la cama y encendió la luz de la mesita.Era una bombilla de pocos vatios bajo una pantalla pesada.La habitación seguÃa sumida en la penumbra.—Harry, ¿que estas haciendo? —pregunto Julia en un tono que advertÃa que estaba pisando cerca de su corazón —.¿Has encendido el horno?—SÃ, a ciento ochenta grados.Háblame de este tÃo.—¿Por qué?—Quiero saberlo.—Es una historia Ãntima.—Ya lo sé, pero puedes contármela.Ella trató de apartar la foto, pero Bosch la sostuvo fuera de su alcance.—¿Fue él? ¿Él te rompió el corazón y te empujó a huir?—Harry, creÃa que habÃas dejado la placa.—Lo hice.Y mi ropa.Todo.Ella sonrió.—Bueno, pues no voy a decirte nada.Brasher estaba tendida boca arriba, con la cabeza recostada en una almohada.Bosch dejó la foto en la mesilla y se acercó a ella.Bajo las sábanas, pasó el brazo por su cuerpo y la atrajo hacia él.—Mira, ¿quieres intercambiar cicatrices otra vez? A mà me rompió el corazón dos veces la misma mujer.¿Y sabes qué? Mantuve su foto en un estante de la sala durante mucho tiempo.Entonces, el dÃa de Año Nuevo, decidà que ya habÃa pasado bastante tiempo.Saqué la foto., Entonces me llamaron a trabajar y me encontré contigo.Brasher lo miró, paseando la vista por la cara de Bosch en busca de algo, quizá el más mÃnimo asomo de insinceridad.—Sà —dijo ella finalmente—.Él me rompió el corazón, ¿vale?—No, no vale.¿Quién es ese imbécil?Ella se echó a reÃr.—Harry, eres mi caballero de la brillante armadura, ¿no?Brasher se incorporó y la sábana al caer dejó al descubierto sus pechos.Plegó los brazos para cubrirse.—Trabajaba en el bufete.Caà hasta el fondo.Y entonces él… Él decidió que se habÃa terminado.Y decidió traicionarme y contarle secretos a mi padre.—¿Qué secretos?Ella sacudió la cabeza.—Cosas que nunca volveré a contarle a un hombre.—¿Dónde sacaron esa foto?—Oh, en un show del bufete; probablemente en el banquete de Año Nuevo, no recuerdo.HacÃan muchos.Bosch habÃa quedado en ángulo tras ella.Se inclinó y le besó la espalda.Justo encima del tatuaje.—No podÃa continuar con él allÃ.Asà que me fui.Dije que querÃa viajar.Mi padre pensó que era una crisis de la edad, porque acababa de cumplir treinta.Yo dejé que lo pensara, pero entonces tuve que hacer lo que dije que querÃa hacer… Viajar.Empecé yendo a Australia.Es el lugar más lejano que se me ocurrió.Bosch se incorporó y se colocó dos almohadas debajo de los riñones.Entonces apoyó la espalda de ella sobre su pecho.La besó en la coronilla y dejó la nariz entre el cabello de Brasher.—TenÃa mucho dinero del bufete —dijo Brasher—
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