[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.De todos modos les cojo a los mendas una calada.«¡De puta madre verte de nuevo, hijo mío!» Nicksy me da una palmada en la espalda.Junando a Gi, susurra: «¿Quién es el viejales, eh?» Mehabía traído al pequeño bastardo coleando a mis espaldas.No tuve arrestos para dejar solo al capullo después de escuchar todos sus tristes relatos.«Estupendo, colega.Me alegro de verte.Éste es Gi.Buen colega mío.Vive en Stokie.» Le doy una palmada en la espalda al viejo Gi.El pobrehijo de puta lleva una cara como la que tendría un conejo agarrado a los barrotes de su jaula pidiendo un trozo de lechuga.Me doy un garbeo, dejando a Gi hablando con Paul y Nicksy sobre el Napoli, el Liverpool y el West Ham, el lenguaje masculino internacionaldel fútbol.A veces me encanta ese tipo de cháchara, otras veces su tedio sin sentido me deprime que te cagas.En la cocina hay dos tipos discutiendo sobre la poli tax.Uno sabe lo que se dice, el otro es un servil y pusilánime gilipollas tory/laborista.«Eres un puto tontolculo por cuenta doble.Primero, si crees que el Partido Laborista tiene una puta oportunidad de volver a gobernar en estesiglo, y segundo, si crees que eso supondría la más mínima diferencia», tercio y le digo al capullo.Se queda ahí boquiabierto, mientras el otro tíosonríe.«Eso es justo lo que trataba de decirle al muy cabrón», dice con acento brummie61.Yo me piro, dejando al capullo servil todavía estupefacto.Entro en un dormitorio donde un tío está dándole de lametones a una chica, a unmetro de donde unos yonquis están metiéndose.Me quedo mirando a los yonquis.Que me jodan, están usando arpones, chutándose y eso.He ahí loque valen mis teorías.«¿Quieres una fotografía, colega?», pregunta el flacucho bandarra «siniestro» que está con la cucharilla.«¿Quieres que te parta la puta boca, capullo?» Contesto a su pregunta con una pregunta.Mira para otro lado y sigue cocinando.Yo me quedomirándole la coronilla un rato.Satisfecho de que el cabrón se ha cagao encima, me suelto.Siempre que bajo al sur, parece que tenga esa actitud.Seme pasa después de un par de días.Creo que sé por qué la tengo, pero llevaría demasiado tiempo explicarlo, y sonaría demasiado lamentable.Al salirdel cuarto, oigo a la chica gemir sobre la cama y al tío diciendo: «Qué coño más dulce tienes, cariño.»Atravieso la puerta tambaleándome, con esa voz suave y lenta resonándome en la oreja: «Pero qué coño más jodidamente dulce tienes,cariño.», y me queda rigurosamente claro exactamente qué es lo que andaba buscando.Aquí no estoy precisamente sin saber a qué carta quedarme.El lugar está por los suelos en lo que a posibilidades potenciales de rollo se refiere.A esta hora de la mañana, las mujeres más deseables o ya se han enrollado o se han ido a tomar por el culo.Charlene está pillada, y también la mujera la que se folló Sick Boy el día de su veintiún cumpleaños.Incluso la chica con ojos a lo Marty Feldman y el pelocojonera tiene quien le ladre.Es la historia de mi puta vida.Llegar demasiado pronto, ponerme demasiado pedo o fumao de puro aburrimiento y cagarla, o llegar demasiadojodidamente tarde.El pequeño Gi está de pie junto al fuego, dándole sorbos a una lata de lager.Parece asustado y estupefacto.Pienso para mis adentros: Aúnacabaré metiéndola en la bombonera de ese pequeño capullo.Sólo de pensarlo me deprimo de la hostia.Con todo, somos todas guarras de vacaciones.61Mote genérico para designar a los naturales de Birmingham.(N.del T.) Mala sangreConocí a Alan Venters a través del grupo de autoayuda VIH y Positivos, aunque él no perteneció al grupo mucho tiempo.Venters no se cuidabademasiado bien, y pronto desarrolló una de las muchas infecciones oportunistas a las que somos proclives.Siempre encontré divertido el término«infección oportunista».En nuestra cultura, parece evocar alguna cualidad admirable.Pienso en el «oportunismo» del empresario que localiza unhueco en el mercado, o la del delantero en el área de penalti.Unas mierdas muy tramposas, esas infecciones oportunistas.Los miembros del grupo estábamos más o menos en las mismas condiciones médicas.Todos teníamos anticuerpos del sida, pero la mayoría nopresentábamos síntomas.La paranoia nunca andaba muy lejos de la superficie durante nuestras reuniones; todo el mundo parecía estar investigandofurtivamente las glándulas linfáticas de los demás para detectar señales de hinchazón [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • igraszki.htw.pl